¿Cuántas veces te has quedado embobado delante de la nevera abierta pensando qué tenías que sacar o tratando de encontrar lo que buscas? Aunque parezca algo leve, esto implica más consumo y una fluctuación de temperatura que puede perjudicar la conservación de los alimentos. Por eso, en esta guía, te ayudamos a ordenar el frigo, a darte pautas para colocar mejor los alimentos, a organizar tu nevera de manera eficiente y muchas otras recomendaciones relacionadas con la optimización de tu electrodoméstico.
Cómo ordenar tu frigorífico de manera eficiente
Antes de nada, empecemos de cero. Aprovecha para tirar las verduras en mal estado, los alimentos que llevan ya más de una semana y deshacerte de los botes que llevan demasiado tiempo abiertos. Una vez has descongestionado la nevera, es el momento de retirar cajones y baldas para una buena limpieza. Con un spray multiusos y un poco de papel de cocina, puede ser suficiente. Sin embargo, en los cajones, y más si conservas directamente verduras y frutas y alguna se ha podrido, será mejor darle una pasada de agua y jabón. Todavía no hemos acabado. Con agua y vinagre sobre un paño, puedes aprovechar para eliminar la suciedad que se acumula en las juntas de goma de las puertas de la nevera. Seca bien todo con papel absorbente y vuelve a colocar todo en su sitio.
¿Qué se guarda en el frigorífico?
Mantener tu frigorífico organizado no solo te ayuda a maximizar el espacio, sino que también asegura que tus alimentos se mantengan frescos por más tiempo. Un frigorífico bien ordenado facilita el acceso a los productos y reduce el desperdicio de comida. Esto, unido a una planificación de la compra y de las comidas de la semana, debería ayudarte a marcar la diferencia en tu bolsillo.
Dicho esto, el frigorífico es el lugar ideal para almacenar alimentos perecederos que necesitan mantenerse a bajas temperaturas. Entre los productos que debes guardar en el frigorífico se incluyen: lácteos, carnes, pescados, frutas y verduras frescas, así como alimentos cocidos y sobras en sus debidos túpers u ollas. Cada categoría de alimentos tiene un lugar específico dentro del frigorífico para asegurar una conservación óptima.
Distribución ideal de los alimentos en el frigorífico
Las carnes y pescados deben ir en los estantes inferiores, donde la temperatura es más fría. En las baldas superiores o la puerta -donde la temperatura es menos constante-, tienen que ir los alimentos que menos frío necesitan como las bebidas, las salsas, las sobras de comida, los alimentos ya cocinados o los huevos. En los estantes intermedios, colocaremos los productos lácteos (quesos, yogures, leche…) y también los embutidos. Los cajones son ideales para depositar las frutas y verduras, permitiendo una separación con respecto al resto de alimentos. En muchas neveras hay incluso cajones especiales que permiten mantener una temperatura (0 grados) y una humedad independientes. Esto facilita la conservación de carnes y pescados.
Alimentos que no debes guardar en el frigorífico
Tal vez lo desconocías, pero no todos los alimentos deben almacenarse en el frigorífico porque algunos pierden sabor y textura cuando se guardan en un ambiente frío. Entre estos alimentos se incluyen tomates, cebollas, patatas, ajos y algunos tipos de pan; todos ellos más propicios para conservarse a temperatura ambiente, lejos de la luz directa del sol y en un lugar seco.
Consecuencias de almacenar incorrectamente ciertos alimentos
Guardar alimentos en lugares inapropiados puede tener consecuencias como la pérdida de sabor, textura y nutrientes. Por ejemplo, los tomates se vuelven blandos y pierden su sabor cuando se refrigeran. Las cebollas pueden absorber humedad y volverse blandas o desarrollar moho. Conocer las necesidades de almacenamiento de cada alimento es fundamental para evitar desperdicios, y disfrutar de su sabor y calidad al máximo.
Cómo conservar fiambres en la nevera
Los fiambres, entendidos como productos alimenticios elaborados a partir de carne que han sido cocidos, curados, ahumados o sometidos a otros procesos de conservación, requieren una atención especial para mantenerse frescos y seguros para el consumo. Es esencial conservarlos en envases herméticos como túpers o envueltos en papel film, una vez abiertos, para evitar el contacto con el aire, que puede acelerar su deterioro. Mantén los fiambres en las baldas intermedias del frigorífico y consúmelos dentro de los plazos recomendados. Si está cocido y en lochas, o viene directamente de estar refrigerado en el supermercado, a la nevera sin dudarlo, a no ser que se vaya a consumir pronto todo.
Eso sí, la típica paletilla de jamón que regalan algunas empresas por Navidad debe conservarse a temperatura ambiente (cubierta con trozos de la misma corteza), también el chorizo dulce o picante, o el fuet, colgado boca abajo en un lugar seco.
Mejores prácticas para la conservación de fiambres
Para una buena conservación de los fiambres, asegúrate de seguir estas prácticas: guarda los fiambres en envases herméticos, verifica las fechas de caducidad y consúmelos dentro del tiempo recomendado. Utiliza túpers cuadrados y rectangulares para optimizar mejor el espacio y apilarlos en la nevera si hace falta, y evita que toquen las paredes para que el aire frío fluya y propicie una óptima conservación. Además, evita la contaminación cruzada guardando los fiambres separados de otros alimentos crudos. Estas prácticas ayudarán a mantener tus fiambres frescos y seguros para el consumo.
¿Qué se guarda en el congelador?
El congelador es perfecto para almacenar alimentos que no consumirás de inmediato y que necesitan conservarse por un periodo prolongado. Entre los alimentos adecuados para el congelador se encuentran carnes, pescados, mariscos, vegetales, frutas, panes y algunos productos lácteos.
Si no puedes ir casi dos o tres días al mercado a por pescado, por ejemplo, lo ideal es hacer la compra un martes y dejarlo todo congelado, salvo lo que vayas a consumir en el mismo día o el siguiente. Para eso, como apuntamos antes, son importantes las palabras planificación y orden. Te puede parecer una montaña pero, una vez le has cogido el truquillo, te facilitará mucho las compras y tu día a día. Puedes incluso ponerte la lista de comidas semanales en un imán en la puerta del frigorífico combi y así saber qué te toca descongelar de un día para otro con suma facilidad.
Tipos de alimentos adecuados para el congelador
No todos los alimentos se congelan bien, pero muchos pueden ser almacenados en el congelador para extender su vida útil. Son ideales para congelar: carnes y pescados crudos, vegetales blanqueados (aquellos que han sido sometidos a un proceso breve de cocción en agua hirviendo o al vapor y luego enfriados rápidamente en agua helada), frutas como bayas, plátanos, fresas o pulpas que vienen ya congeladas para elaborar batidos, pan y otros productos de panadería, así como algunos platos cocinados. Asegúrate de envasar los alimentos adecuadamente para evitar quemaduras por congelación y conservar su calidad. Siempre que envases en bolsas de congelación con cierre zip, acuérdate de poner el nombre del alimento, la cantidad (gramos) y la fecha.
Alimentos que no debes congelar
Algunos alimentos no deben ser congelados debido a que cambian de textura y sabor al descongelarse. Entre estos se encuentran los vegetales de alto contenido de agua como lechuga y pepino, patatas (se tornan harinosas), la mayoría de frutas salvo las mencionadas específicamente con anterioridad, productos lácteos como leche y yogures, y los huevos enteros.
Razones para no congelar ciertos alimentos
Congelar alimentos inapropiados puede llevar a resultados decepcionantes, no solo desde un punto de vista de experiencia gastronómica, sino también y más preocupante desde el terreno de la salud. Los vegetales con alto contenido de agua se vuelven blandos y acuosos al descongelarse, mientras que los productos lácteos pueden separarse y cambiar de textura. Los huevos con cáscara pueden expandirse y romperse al congelarse. Conocer qué alimentos no debes congelar te ayudará a mantener la calidad de tu comida y evitar desperdicios. Con esta amplia guía, esperamos que encuentres solvencia y optimización en tu proceso de compra y almacenamiento en frío de alimentos.
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