- Mayor eficacia: gracias a la presión y el movimiento del cabezal, los cepillos eléctricos eliminan mejor el sarro y la placa bacteriana.
- Cepillado más completo: el movimiento del cabezal en los cepillos eléctricos se produce en diferentes direcciones, lo que permite un cepillado más completo que con los cepillos manuales.
- Acceso a todas las piezas dentales: el cepillo dental eléctrico es más alargado y permite llegar de forma más sencilla a todas las piezas dentales, incluidas las muelas del juicio.
- Menor esfuerzo: el movimiento del cabezal hace el trabajo por ti, por lo que no necesitas ejercer ninguna presión.
- Cerdas más duraderas: las cerdas de los cepillos eléctricos se mantienen tensas durante varios meses, mientras que las de los cepillos manuales se abren antes.
- Mayor comodidad en el baño: el cargador del cepillo sirve de base o soporte, lo que hace que su emplazamiento en el baño sea más cómodo y ergonómico.
- Mango más ancho: el mango de los cepillos eléctricos es más ancho, lo que permite agarrarlo de forma más firme y cómoda.
- Temporizador incorporado: los últimos modelos de cepillos eléctricos cuentan con un temporizador que indica al usuario cuándo puede concluir el cepillado. Un periodo de tiempo estándar es 2 minutos, con avisos a intervalos de 30 segundos, tras lo cual se considera que la limpieza ha resultado completa.
A pesar de sus ventajas, los cepillos eléctricos también tienen algunas desventajas. Por ejemplo, necesitan energía eléctrica para funcionar, lo que implica recargas periódicas y la necesidad de tener un enchufe cerca. Además, su coste es mayor que el de los cepillos manuales. Por último, el uso de los cepillos eléctricos no siempre está aconsejado para personas con problemas de encías, ya que el movimiento de presión puede resultar contraproducente.
Si estás buscando más consejos para tu día a día, visita qubbos y encuentra información útil y práctica para mejorar tu vida.